En un mundo en constante evolución, garantizar una nutrición adecuada y sostenible se ha convertido en un reto urgente. Uno de los pilares clave en esta transformación es la diversificación de las fuentes de proteínas que consumimos. Pero no se trata simplemente de añadir nuevas fuentes al menú: estas deben integrarse de forma funcional y equilibrada con las proteínas tradicionales, asegurando su biodisponibilidad, funcionalidad y efectos positivos en la salud humana.
En este contexto, entra en juego el papel esencial de la ciencia y la tecnología. Gracias al avance de las tecnologías ómicas —como la metabolómica, lipidómica y microbiómica—, hoy podemos entender mucho mejor cómo funciona el metabolismo humano y cómo se relaciona con la alimentación. Estas herramientas permiten estudiar el efecto de los nutrientes a nivel molecular y personalizar los enfoques nutricionales.
Enfoque en la población mayor de 50 años
En el proyecto OPTIPROT, desde AZTI se están centrando en una franja de la población especialmente vulnerable: las personas mayores de 50 años. Con el envejecimiento, aumentan las necesidades proteicas, y es clave adaptar la alimentación a estas nuevas exigencias.
A través de estudios clínicos y moleculares, el equipo de AZTI está generando perfiles metabólicos personalizados que permiten comprender mejor las necesidades reales de este grupo. Esta información resulta fundamental para el desarrollo de alimentos innovadores que no solo cubran estos requerimientos, sino que también contribuyan a un envejecimiento saludable.
De la ciencia al plato
La innovación alimentaria no se detiene en el laboratorio. En AZTI también están trabajando para entender cómo se comportan las personas consumidoras ante las proteínas alternativas: su percepción, sus barreras, sus motivaciones. Esta información alimenta modelos predictivos que ayudan a diseñar alimentos no solo más saludables, sino también aceptados y deseables para el consumidor actual y futuro.
Calidad proteica: más allá de la cantidad
Además, dentro de OPTIPROT se están desarrollando nuevas metodologías para evaluar la calidad proteica de ingredientes y matrices alimentarias. Esto implica analizar tanto el perfil de aminoácidos como la digestibilidad de las proteínas, un aspecto esencial para asegurar que los nutrientes sean realmente aprovechados por el organismo.